Somos unos gran desconocedores de nuestro espacio interior. Al igual que un trabajador eficiente con el tiempo automatiza los procesos, los ejecuta una y otra vez sin preguntarse el porque, ni las forma de mejorarlos, nosotros asimilamos como algo normal muchas cosas importantes de nuestra vida. Es en este momento, en el que empiezan a carecer de verdadero valor para nosotros. 

A quien no le ha sucedido alguna vez que cortando jamon, o cualquier otro delicioso manjar, con la mente a millones de kilometros del cuchillo y el jamon, de repente fue mas alla de lo que queriamos cortar y nuestro dedo meñique sufrio toda nuestra torpeza?. Despues de 25 años, pensando que tu dedo meñique estaba ahí tan solo para pulsar la tecla A, ( o Ñ si hablamos de la mano derecha) descubres que tiene muchas mas utilidades de las que jamas te habias planteado. Piensas que tu cuerpo es una maquina de relojeria en perfecta armonia, que todas sus piezas son iguales de importantes para su correcto funcionamiento.

Cuando el dedo se recupere no estaremos ganando nada nuevo, pero no obstante sera gratamente beneficioso, pues ahora por primera vez seremos conscientes de su importancia.

Extraviarse en el mundo interior está bien, pues en el regreso a nuestro centro, dejaremos de ser ajenos a el.

Para concer algo, hay que perderlo.

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